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Conoce que son las apuestas climáticas y su relación con las inversiones




Redacción MidPoint | 13 de Marzo 2024



¿Qué tiene que ver el clima con las inversiones? Imagina un mundo financiero donde, en vez de centrarse en acciones o divisas, se negocian contratos basados en el clima. Esto es precisamente lo que son las apuestas climáticas o también llamadas derivados climáticos: instrumentos financieros que funcionan como una especie de seguro contra los vaivenes del tiempo.


Por ejemplo, pensemos en un agricultor preocupado por una sequía que pueda afectar su cosecha. Un derivado climático le permitiría firmar un contrato con otra entidad (generalmente una compañía de seguros o un fondo especializado) en el que la compañía se compromete a pagarle una cantidad determinada si la precipitación durante un periodo concreto cae por debajo de un nivel previamente acordado.


De esta forma, el agricultor transfiere el riesgo financiero asociado a la sequía y protege sus ingresos durante el plazo del contrato.


Mitigando el riesgo en épocas de cambio climático


El mercado de derivados climáticos ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos diez años. Aunque hay varios factores que han contribuido a esta expansió, uno de los principales tiene que ver con el progreso del cambio climático, desastres naturales y climas extremos. Esto ha tenido un efecto directo en el aumento de la demanda de herramientas para gestionar el riesgo climático.


En segundo lugar, la mejora en la tecnología y la disponibilidad de datos climáticos precisos ha facilitado la creación de nuevos tipos de derivados y ha hecho que su funcionamiento sea más transparente y confiable. Por último, el desarrollo de plataformas de negociación online ha permitido que estos instrumentos sean más accesibles para una amplia gama de empresas, independientemente de su tamaño o localización.


La principal función de los derivados climáticos es mitigar el impacto económico de eventos climáticos adversos en las empresas. Al permitir transferir el riesgo a otra parte, estas herramientas financieras otorgan estabilidad y predictibilidad a los ingresos de compañías que dependen en gran medida del clima, como las agrícolas, las productoras de energía o las relacionadas con el turismo.


Imagina una compañía eléctrica que opera en una zona con inviernos muy fríos. Un contrato de futuros climáticos le permitiría fijar de antemano el precio de la energía que venderá durante esa época. De esta forma, la empresa se protege de un posible aumento en la demanda (debido al uso intensivo de la calefacción) que pueda disparar el precio de la energía en el mercado spot (de corto plazo).


Los favoritos de los sectores agrícolas, ganaderos y productores


Los derivados climáticos se han convertido en una herramienta fundamental para la gestión de riesgos en sectores altamente expuestos a las variaciones climáticas.  La agricultura es, sin duda, uno de los principales usuarios.


Agricultores, ganaderos y productores de todo tipo pueden utilizar estos instrumentos para protegerse de sequías, inundaciones, heladas u otros eventos que afecten sus cosechas o ganado. Pero su uso se extiende más allá.


Incluso empresas energéticas utilizan las apuestas climáticas para gestionar la demanda cambiante. Compañías de transporte o turismo también pueden beneficiarse de estos derivados para cubrirse ante condiciones climáticas que puedan afectar su actividad (por ejemplo, una aerolínea ante tormentas que causen cancelaciones). Incluso gobiernos locales o entidades públicas pueden recurrir a ellos para protegerse del impacto económico de eventos climáticos extremos.


Algo para destacar es que existen distintos tipos de derivados climáticos, cada uno con sus particularidades. Las opciones climáticas, por ejemplo, funcionan de manera similar a las opciones financieras tradicionales. Un agricultor que ha firmado un derivado climático, por ejemplo, tendría la opción (pero no la obligación) de cobrar un pago si la precipitación cae por debajo del nivel pactado.


Los futuros climáticos, por otro lado, son contratos vinculantes que obligan a ambas partes a comprar o vender una determinada cantidad de dinero en función del índice climático que se haya establecido (por ejemplo, la temperatura media en una ciudad durante un mes).

En conclusión, la creciente popularidad de las derivados climáticos pone en evidencia la urgente situación que vive el planeta debido al cambio climático, obligando a las empresas a buscar formas de protegerse ante los abruptos cambios metereológicos y climas extremos.

  


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Redacción MidPoint FX

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