Taiwán: la potencia mundial de los microchips
Redacción MidPoint | 05 de Enero 2024
En los años setenta, Taipei, capital de Taiwán era irreconocible. No habÃa señal de tecnologÃa y la mayorÃa de sus exportaciones se centraban en la caña de azúcar. ¿Cómo logró convertirse en una capital de la tecnologÃa? Gracias a los microchips.
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Shih Chin-tay es una de las personas clave en esta historia. A sus 23 años, este ingeniero taiwanés se mudó a Estados Unidos para estudiar en la Universidad de Princeton, y lo que descubrió allà lo dejarÃa casi en shock. El gigante americano era completamente diferente a Taipei, la tecnologÃa que se usaba allà no tenÃa comparación con la que usaban en su paÃs de origen.
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Esto no hizo sino despertar en Shih las ganas de cambiar el futuro y de lograr que Taiwán se modernizara y mejorara su economÃa, todo de la mano de la tecnologÃa. En ese entonces Shih fabricaba chips de memoria para la empresa Burroughs Corporation, fabricante de computadoras. A finales de los 70, Shih decidió que era hora de volver a casa y tratar de hacer realidad el sueño de transformar a Taiwán.
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El paÃs en ese entonces buscaba una nueva alternativa a la industria petrolera y vieron en el silicio una oportunidad. Shih se unió a un grupo de ingenieros y juntos plantearon una nueva posibilidad: desarrollar microchips de silicio. Se abrió una fábrica experimental, y allà se fabricarÃan microcrhips para una empresa estadounidense.
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De acuerdo con Shih, esta fábrica superó a los microchips fabricados en Estados Unidos. Mejores costos y mejor producción. Allà se dieron cuenta que tenÃan una gran oportunidad.
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Una nueva industria y un nuevo futuro
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El gobierno de Taiwán vio con agrado lo que hacÃan y decidió continuar invirtiendo, fundando la que se conoce como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC). Además, contrataron a Morris-Chang para dirigir la empresa, y este optó por un modelo que no se habÃa visto: dedicarse enteramente a la fabricación de los chips para otras marcas de electrónicos.
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Es decir, ellos no fabricarÃan sus propios dispositivos como teléfonos o computadoras, sino que se limitarÃan a la fabricación de los microchips que estas empresas necesitan para darle vida a sus invenciones. Su principal ley serÃa que TSMC no competirÃa nunca con sus clientes.
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Esta fórmula resultó ser la clave ganadora. Taiwán hoy se ha vuelto indispensable, fabricando más de la mitad de los microchips que se utilizan a nivel mundial y TSMC se ha convertido en la novena empresa más valiosa en todo el mundo.
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Además, asà como la primera fábrica experimental, hoy se han abierto 18 fábricas de investigación, cada una valorada en aproximadamente 20 millones de dólares y con el tamaño de varios campos de fútbol.
Asà fue como Taiwán pasó de ser un paÃs con casi cero inversión en tecnologÃa a una potencia mundial en la fabricación de microchips. Además, lo que sorprendió a muchos fue que las empresas taiwanesas lograron obtener rendimientos que otros no alcanzaban, cuando se trataba de la fabricación de estos semiconductores. Una fórmula secreta que muchos querÃan imitar pero no sabÃan cómo. Y que hoy ha logrado colocar a Taiwán en una posición privilegiada a nivel mundial.
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Redacción MidPoint FX